Venezuela. Con un despliegue militar sobre el continente americano que no tiene precedentes en la historia reciente, y basado en una retórica que gira en torno a la lucha contra el narcotráfico, EE.UU. continúa estrechando el cerco impuesto sobre Venezuela, con el objetivo de lograr un cambio de régimen que implique el fin del chavismo y el llamado a nuevas elecciones.
Algunos analistas enmarcan estas acciones en un replanteo de las relaciones internacionales, según el cual las principales potencias militares se enfocarían en sus respectivas áreas de influencia. Así, EE.UU. buscaría reforzar su presencia en América, mientras China y Rusia harían lo propio en Asia y Europa, respectivamente. El control de recursos estratégicos claves como el petróleo, siendo la de la cuenca del Orinoco la mayor reserva mundial de crudo, es un elemento insoslayable en un contexto mundial en el que la disponibilidad de energía resulta crucial en la disputa internacional por la hegemonía económica y militar.
Un dato a seguir es la actitud que asumirán los países del continente, y especialmente Brasil, mientras siga desenvolviéndose este conflicto que, hasta el momento, además de una creciente escalada verbal, incluye ataques norteamericanos contra embarcaciones en aguas venezolanas, cierre del espacio aéreo del país caribeño y, según algunos medios internacionales, la propuesta de Maduro de abandonar el poder a cambio de reaseguros para él, su familia y funcionarios del gobierno, mientras crece la posibilidad de que EE.UU. concrete una invasión por tierra. Se trata de un tema con importantes implicancias regionales, pero también nacionales, dado el completo alineamiento que viene mostrando el gobierno argentino con la política exterior impulsada por Donald Trump desde que asumió su segundo mandato.
Taiwán. La cuestión de Taiwán sigue estando en el centro del escenario mundial, tras la escalada verbal desatada por las declaraciones de la primera ministra, Sanae Takaichi, quien afirmó que “Si hay buques de guerra y se usa la fuerza, desde cualquier punto de vista podría constituir una situación que amenaza la supervivencia”, ante lo cual Japón podría responder con la fuerza. China reaccionó condenando lo que considera una injerencia en sus asuntos internos y amenazó con represalias económicas.
Ambos países del Pacífico tienen un pasado de duros enfrentamientos que se remontan al siglo XIX y llegan hasta la Segunda Guerra Mundial, conflicto tras el cual se produjo el ordenamiento mundial que el gobierno chino reivindica en su defensa de “Una sola China”, con Taiwán como parte de su territorio. En ese marco se inscriben las palabras que Xi le dirigiera recientemente a Trump: “China y Estados Unidos lucharon codo con codo contra el fascismo y el militarismo; ahora, deben trabajar juntos para salvaguardar los logros de la victoria en la Segunda Guerra Mundial”.
Tanto China como Japón buscan inclinar a su favor la posición de EE.UU. respecto a Taiwán, en un sistema internacional que cruje mientras busca su nuevo ordenamiento, marcado por el peso de los flujos comerciales, las cadenas de valor y el acceso a recursos estratégicos para la carrera tecnológica que desarrollan las grandes potencias.
Mar Negro.Según Financial Times, se avanzó en un borrador de 28 puntos para un posible acuerdo de paz, inicialmente discutido entre representantes de Rusia y EE. UU., y luego con delegados de Ucrania. Mientras se define el acuerdo, la administración Trump mantiene una postura optimista y envió al intermediario Steve Witkoff para revisar los puntos con Putin.
Por su parte, Zelensky rechaza la posibilidad de ceder territorios que fueron defendidos durante años. En su reunión con Emmanuel Macron esta semana, solo se acordó que la propia Ucrania decidirá sobre sus territorios en futuras negociaciones.
No obstante, pese a las diferentes reuniones e intercambios, se registraron nuevos ataques a buques rusos en la costa de Turquía y el ejército ruso continúa avanzando. Por su parte, Putin calificó como inaceptables las propuestas de la UE que, a su vez, presentó alternativas para financiar a Ucrania utilizando fondos inmovilizados de activos rusos.
La OTAN se reunió para evaluar las iniciativas de acuerdo de paz. Países como Alemania, Polonia, Noruega, Países Bajos y Canadá acordaron sumar u$s 1.000 M para comprar armamento estadounidense para Ucrania. De acuerdo a Putin, al rechazar el plan de paz estadounidense, Europa estaría promoviendo la continuación de la guerra.
Irlanda, por su parte, anunció un paquete de ayuda no letal y energética de 125 millones de euros, elevando su apoyo total desde 2022 a más de 500 millones.
Mercosur – UE.Continúa latente la situación respecto al acuerdo entre ambos bloques, mientras el parlamento francés acaba de votar en contra del entendimiento y EE.UU. busca profundizar su influencia sobre Sudamérica. Según Lula, el acuerdo se firmaría el próximo 20 de diciembre.
El fundamento principal del rechazo por parte del parlamento francés es la competencia que significarían las exportaciones de carne de Brasil y Argentina para el sector ganadero local. Al mismo tiempo, hay dudas sobre las cláusulas que protegerían a aquellos sectores de la economía europea que podrían verse afectados por las importaciones sudamericanas.
Argentina – EE.UU. La Casa Blanca anunció el convenio marco (framework) con los puntos que implicaría el acuerdo con Argentina, cuyo objetivo principal sería profundizar la cooperación bilateral tanto en materia de comercio como de inversión. Este acercamiento responde a la estrategia de Estados Unidos de reforzar su presencia económica y política en la región, y disputar el creciente protagonismo comercial de China, buscando que países como Argentina y Brasil limiten su vinculación con el gigante asiático.
Entre los puntos clave del acuerdo se destaca la propiedad intelectual, y con relación al sector agropecuario, se encuentran los laboratorios dedicados al análisis y la producción de semillas. Estos defienden el derecho a cobrar por invención tecnológica, que de hecho se incorpora en el precio del producto, pero la intención es cobrar una regalía por los granos luego de ser cosechados.
Por otro lado, con el objetivo de que los ciudadanos estadounidenses consuman carne a un menor precio, aumentaría la cuota de importación de carne argentina, teniendo en cuenta que desde 2018 se encuentra en 20.000 tn, pasaría a 80.000 tn, aunque aún no se encuentra confirmada la cifra.
Al mismo tiempo, el acuerdo permitiría el ingreso de capitales estadounidenses para la explotación de diversos recursos minerales, como el litio, el cobre, el cobalto, el titanio, entre otros. La nación norteamericana ya ha impulsado iniciativas de cooperación similares con países como Japón y Australia. En esa misma línea, se destaca la afirmación de que Argentina colaborará “para estabilizar el comercio mundial de soja”, lo que podría interpretarse como parte de la estrategia estadounidense de reducir la influencia comercial de China en la región.
Brasil - EE.UU. Hay señales de optimismo respecto a las negociaciones comerciales entre Brasil y EE.UU. Tras la reunión entre Lula y Trump en octubre, y a partir de los recientes llamados telefónicos, el presidente brasileño expresó su agradecimiento por la reducción del 50% al 10% sobre los aranceles que se aplicarían a algunos de los principales productos exportados a EE.UU., como el café, la carne o la fruta. Se espera que esta baja en las alícuotas tenga un impacto favorable sobre los precios internos del país del norte, en un contexto en el que la inflación no muestra signos de mejoría y los datos de empleo se siguen deteriorando, a una semana de que la Fed anuncie su decisión respecto a la tasa de interés que, según se espera, volvería a ser recortada.